VIRUS Y BACTERIAS EN SIMBIOSIS
-Quizás lo más difícil de entender es la relación que usted establece entre los distintos pares y los microorganismos patógenos: virus, bacterias, hongos y parásitos.
-Cuando comencé a trabajar con los campos magnéticos me llegó un día un paciente con VIH certificado por el Instituto Mexicano del Seguro Social que había sido sometido a los tratamientos convencionales: antirretrovirales, mucolíticos... Lo clásico. Cuando me llegó estaba muy mal. Le dije que lo único que le podía ofrecer era revisar su organismo y localizar posibles distorsiones en el pH de su cuerpo. Lo hice y me encontré con que en el timo había un foco energético alcalino. Seguí revisando y en el recto encontré un foco ácido. Así que pensando no como médico sino como físico me dije: "Aquí hay acidez y allí alcalinidad, luego si 'empujo' las cargas lo mismo impactan y se neutralizan". Y funcionó. Al paciente le desapareció el VIH. Y, claro, empecé a investigar las posibilidades clínica mente, con pacientes. Una investigación que se convertiría en tragedia porque cuando comuniqué a las autoridades sanitarias que había tratado a 18 pacientes de Sida en un año y todos se habían curado me respondieron que estaba loco. El segundo paciente fue un niño con tuberculosis diagnosticada en el Instituto Nacional de Enfermedades Pulmonares de México. Tenía un absceso en el cuello por una tuberculosis ganglionar y supuraba. Le testé, vi que se trataba del par supraespinoso-supraespinoso que acusa el fenómeno ácido-alcalino, le puse los imanes y a los ocho días el niño estaba curado. Eso cambió todo lo que pensaba sobre virus y parásitos. De hecho fue lo que me llevó a investigar y empezaron a aparecer en los tests todo tipo de microbios. ¡Cada uno en un punto específico del organismo! Ahí empezó todo. Pasaron los años y yo seguí curando no ya el Sida sino la tuberculosis, la gonorrea, la sífilis, la clamidia... Toda una amplia serie de patologías que sanaban sin necesidad de medicamentos ni protocolos exagerados. Simplemente poniendo unos imanes en puntos específicos.
-Lo que dice usted echa abajo muchas creencias médicas.
-Mi "teoría" se basa en 20 años de experiencia clínica. Y de acuerdo a ella dentro de una célula el virus codifica partículas de ADN para generar virones de virus específicos que una vez excretados se asocian con cápsides producidas por bacterias no patógenas. Así es como una vez asociados infectan otras células para continuar el proceso en forma exponencial. Virus y bacterias están en resonancia vibracional y energética. Pero independientemente de que exista esa resonancia para su génesis, metabolismo, maduración y reproducción lo que importa más que nada es su manifestación patógena y su asociación morbosa dentro de los seres humanos. Por otra parte, l os parásitos requieren bacterias, tragan bacterias. Si no hay bacterias no hay parásitos. Lo mismo que si no hay virus no hay hongos. Y esto lo podemos comprobar clínicamente porque si en una micosis eliminamos el virus que la está soportando desaparece el hongo. Y, de la misma manera, si eliminamos la bacteria desaparece el parásito correspondiente. A los médicos se nos ha enseñado que los microorganismos entran en el cuerpo y se ubican en las mucosas, en los epitelios. Bueno, pues no es así. Lo que descubrí gracias al VIH o Virus de la Inmunodeficiencia Humana es que cada virus o bacteria que entra en el organismo se establece en un lugar específico y ahí se empieza a reproducir. Y luego, cuando se ha reproducido, da lugar a los síntomas que es lo que percibimos enfermos y médicos. Pero se ignoraba el origen del fenómeno. Bueno, pues yo he descubierto el código que permite identificar los virus, bacterias, hongos y parásitos patógenos, las disfunciones que provocan y cómo resolver todos esos problemas.
-¿Cuántos pares biomagnéticos han asociado ya a diferentes patologías?
-En estos momentos más de 200. Y conociéndolos se pueden superar el 99% de las enfermedades. Luego tenemos pares especiales que identifican alteraciones no producidas por microorganismos, pares disfuncionales que identifican alteraciones de las glándulas internas y de su producción hormonal y, finalmente, pares de reservorio que identifican órganos o tejidos donde se aloja indefinidamente un virus en tanto no se instale en su par específico. Conocemos más de doscientos microorganismos asociados a enfermedades pero algunos son difíciles de localizar con imanes.
-¿Cada patología se corresponde con un par o hay varios pares para una patología?
-Depende de la patología. Si es regular hay uno sólo pero hay patologías complejas como la diabetes, la psoriasis, la fibromialgia y otras en las que se asocian virus y bacterias. Como en el cáncer, que es lo más florido en cuanto a asociación de microorganismos. Aunque aquí nos encontramos con otro conflicto y es el hecho de que muchos de los casos que se diagnostican como cáncer no lo son. Nosotros hemos constatado que en el cáncer está presente siempre el bacilo de la lepra. Luego si no lo está lo que padece esa persona no es cáncer. Lo mismo pasa con la diabetes: hay demasiadas falsas diabetes. Según la ortodoxia médica uno es diabético cuando sube el nivel de azúcar en sangre y el organismo es incapaz de reducirlo. Es decir, el páncreas está sano pero no produce suficiente insulina o ésta no cumple su misión. La verdad sin embargo es que se trata de una bacteria que se alimenta de insulina. Y basta eliminarla para que la presunta diabetes desaparezca.
LAS BASES DEL BIOMAGNETISMO MÉDICO O TEORÍA DEL PAR BIOMAGNÉTICO
Los elementos fundamentales sobre los que se basa el tratamiento del par biomagnético son el pH del organismo, el papel que juegan en él los microorganismos en la aparición de enfermedades, la existencia de una serie de puntos energéticos en el cuerpo que están relacionados entre sí -como los dos polos de una pila- y el uso de campos magnéticos provocados por imanes de una potencia superior a 1.000 gauss.
Como en su día explicamos cada órgano y tejido del organismo tiene un grado de acidez o alcalinidad. Y el pH global del mismo se sabe midiendo la concentración de hidrógeno -es decir, el potencial de hidrógeno, lo que abreviadamente conocemos como pH- en saliva, orina o sangre. Se trata de un dato útil porque la mayoría de las personas enfermas tienen un exceso de iones electropositivos (toxinas, radicales libres...) que acidifican las células, los órganos, la sangre y las secreciones. Pues bien, el pH de una persona sana es de 7.35, es decir, ligeramente alcalino (se considera neutro un pH de 7). Sin embargo, la mayor parte de las personas enfermas tienen un pH que oscila entre 6.0 y 7.0 (de ácido a neutro). Y cuanto más enferma se encuentra más ácido suele ser su pH. Por eso las personas con cáncer terminal o metástasis masiva tienen por lo general un pH muy ácido (entre 5.5 y 6.0) y cada vez más investigadores apuntan que en realidad la acidificación orgánica es la auténtica raíz de todas las enfermedades.
Goiz comenzó a valorar hace ahora 20 años las teorías de Richard Broeringmeyersobre la validez de las terapias energéticas, su Terapia Polar y la importancia del pH en la salud. Éste había descubierto que los campos magnéticos permiten descubrir el pH interno de los órganos mediante unos sencillos tests musculares de Kinesiología que se basan en el principio de respuesta muscular inteligente descubierto por el Dr. George Goodhearten los años sesenta. Es decir, el test -que es el que usa hoy el Dr. Goiz y sus discípulos- permite conocer el estado de acidificación de cualquier parte del organismo con un simple imán de potencia suficiente. Basta colocarlo en la parte derecha del cuerpo e ir desplazándolo lentamente por encima porque cuando debajo hay una zona ácida la pierna derecha se encoge instintivamente uno o más centímetros. Y, por el contrario, si lo que hay es una zona demasiado alcalina la pierna se alarga.
Posteriormente Goiz, gracias a su experiencia clínica diaria, acabaría constatando que la dualidad que marca toda la vida (vigilia-sueño, día-noche, norte-sur, yin-yan, ácido-base, etc.) también se da a nivel orgánico. Y que a cada punto-órgano-tejido donde se da una situación de acidez le corresponde de manera automática otro punto-órgano-tejido (siempre el mismo) con un desequilibrio similar en intensidad de alcalinidad. Ello le permitió con los años llegar a la constatación práctica de la existencia en el cuerpo de más de 200 pares biomagnéticos que además se corresponden con patologías diferentes -desde la gripe al cáncer- y no tienen nada que ver con lo conocido por la medicina convencional ni por la Medicina Tradicional China. No se trata pues de los nadis y meridianos energéticos. Asimismo descubrió que cada par se asocia a una patología y, a la vez, a determinados microorganismos. Verificando luego que en el polo "positivo" de entorno ácido se acumulan los virus y los hongos mientras en el polo negativo de entorno alcalino se encuentran las bacterias y parásitos. Y que en cada patología están presentes los mismos microorganismos patógenos conformando siempre el mismo par. En otras palabras, cada enfermedad tiene su correspondiente par y sus microbios.
El último paso que dio Goiz fue aprender cómo afrontar las enfermedades sabiendo todo esto. Y descubrió que podía hacerlo aplicando en los "polos" de cada par unos imanes de potencia superiora 1.000 gauss. Basta situar el polo positivo del imán en el polo positivo del par y el polo negativo en el par negativo. Ello crea una corriente magnética que empuja las cargas positivas contra las negativas hasta neutralizarse. Lo que igualmente neutraliza el pH y acaba con los microorganismos promotores de la correspondiente patología.
Cabe agregar que si una persona padece varias patologías los imanes deberán colocarse en cada uno de los pares detectados. De veinte a treinta minutos por sesión son suficientes. Y si bien muchas veces basta con una sesión otras requieren tres o cuatro.
Claro que aunque todo parece muy simple lo cierto es que hay que saber dónde se halla cada par, cuál es el polo positivo y cuál el negativo en cada uno de ellos y qué microorganismos hay en ellos relacionados con cada patología.
IMANES Y PH
A los médicos -a pesar de que Goiz lo es- todo esto les parece inconcebible y por eso la mayoría lo rechaza. Claro que nadie les ha hablado jamás de ello. Es más, choca con todo lo que les han enseñado y han aprendido. Bueno, no todos. Los pocos que se han molestado en estudiarlo -y, sobre todo, en conocer los resultados- tienen ya otra opinión.
-¿Cómo define usted el Biomagnetismo?
-Como una disciplina médica nueva. Sí, podría decirse que es una nueva medicina porque nos permite entender la enfermedad desde el punto de vista energético, vibracional, ya no químico, ya no clínico, ya no biológico. Nosotros, como seres vivos, al igual que las plantas o los animales que nos rodean, tenemos un pH que se acerca a lo neutro. El pH define lo que es ácido, alcalino o neutro en los organismos. Pues bien, hay fenómenos que alteran ese pH y conducen los órganos hacia la acidez o hacia la alcalinidad. Una alteración que puede llevar a la enfermedad. Luego, con el tiempo, entendí que al igual que todo en el universo la dualidad está presente en el cuerpo y descubrí los pares biomagnéticos, su relación con la acidificación y los microorganismos patógenos, cuáles están implicados en cada patología y cómo resolver el problema. Nacería así el Par Biomagnético del que sé que ya han hablado en su revista. El problema es que mis colegas médicos son muy ortodoxos y no aceptan que un campo magnético pueda curar. Solo que en realidad tienen razón ya que no es el campo magnético el que cura sino la corrección con imanes del pH alterado.
-Lo primero que llama la atención viéndole trabajar es la forma de testar los puntos afectados en el paciente. ¿ Por qué la pierna se acorta o se alarga reaccionando tanto al imán como a las palabras cuando pronuncia en voz alta los pares biomagnéticos?
-El sistema de diagnóstico parte de la Kinesiología. La acidosis en un órgano acorta la materia y, por tanto, decrece en sus dimensiones. Acidosis que con el tiempo hace además que el órgano empiece a funcionar incorrectamente hasta que aparecen los fenómenos degenerativos. Todo ello en presencia siempre de virus, por cierto. En el polo negativo ocurre lo contrario: la alcalosis lleva a la distensión del órgano y posteriormente a la disfunción y a los procesos degenerativos. Pero en este caso siempre en presencia de bacterias. Bueno, pues esos cambios internos se reflejan externamente en el acortamiento o alargamiento de la pierna en el lado derecho cuando sobre la persona tumbada realizamos el test con el imán o se enuncian verbalmente los puntos de búsqueda.
-¿Y por qué se testa sólo el lado derecho del cuerpo?
-Las mediciones se hacen en el hemicuerpo derecho porque el izquierdo no sufre esas variaciones ya que es recorrido 80 veces por minuto -en condiciones normales- por una corriente electromagnética generada por la actividad autónoma del corazón. Y, por lo mismo, sirve como marco de referencia bioenergética para entender e identificar los pares biomagnéticos. En el caso de la gonorrea, por ejemplo, si se coloca el imán en el mentón se acorta la pierna mientras que si se pone en la rama mandibular el acortamiento se corrige. Siempre se colocan dos imanes, positivo y negativo. El polo negativo del imán se debe situar en la parte alcalina -donde al ponerlo se encoge la pierna- y el positivo en el punto que hace resonancia.
-¿Y cómo llegó a relacionar cada polo con un pH diferente?
-Siguiendo el trabajo de Richard Broeringmeyer que fue quien descubrió el fenómeno en forma monopolar. El descubrió que se puede medir la hiperacidez o la hiperalcalinidad de un órgano con campos magnéticos. Lo demostró. Lo que yo descubrí fue sólo la dualidad del fenómeno. Siempre que hay algo positivo hay algo negativo. Además en lugar de extraer las cargas como él propuso yo las impacté internamente para que se anularan entre ambas. Porque entendí que lo que falta en un lado sobra en otro. Es decir, lo que aquí son hidrogeniones allí son radicales libre u oxidrilos. Y así se conjugan, se neutralizan y desaparece esa información.
-La acidez orgánica y el aumento del pH puede tener múltiples orígenes, desde lo que comemos o bebemos a la incapacidad metabólica para eliminar los residuos tóxicos de nuestro interior. ¿Esla acidez el caldo de cultivo de los microorganismos causantes de las enfermedades?
-Las toxinas, los metales pesados, las radiaciones electromagnéticas de las torres de alta tensión y los transformadores, las antenas de televisión y hasta un simple móvil al igual que cualquiera de los aparatos eléctricos que nos rodean contribuyen a modificar nuestro pH. Pueden pues favorecer o agravar el problema pero a mi juicio no determinan la presencia de las bacterias y virus. Bacterias que necesitan un medio alcalino para sobrevivir lo mismo que los virus requieren un medio ácido. En suma, todos esos factores pueden contribuir pero pienso que no son determinantes.